10 MOTIVOS DE POR QUÉ TENEMOS QUE HACER UN VIAJE LARGO
EN LA VIDA
¿Conocen a alguien al que no le guste viajar? A
mi aún no me presentan a esa persona. Casi todos tenemos las ganas y la
intención de hacerlo, ¿pero cuántos son los que realmente, de un momento a
otro, se arman de valor, toman sus cosas y se arrancan a recorrer su país o,
porque no, el mundo entero?
A los que decidimos hacer de los viajes nuestro
estilo de vida, muchas veces nos tildan de locos, de inmaduros o hasta de
vagos. La clásica pregunta que nos hacen es: ¿Cómo haces para vivir y viajar?
Según la creencia popular, ambas actividades no son compatibles.
Recorriendo
los Templos de Siem Reap en Bicicleta – Camboya
Yo tome la decisión de ganarme la vida viajando
junto a mi cámara fotográfica, y así vivo el día de hoy. Cuando decidí vender
mi empresa y lanzarme e ir tras mis sueños, muchos amigos y algunos familiares
me tildaron de zafado, de irresponsable. Inmediatamente llegó el
negativismo: ¿Cómo se te ocurre? ¿Y ahora
de que vas a vivir? ¿Por qué retrocedes? ¿Estás mal de la cabeza? ¡Pero ya la
habías hecho, compadre!
Fue peor cuando anuncié, semanas después, que me
iba al Asia por tres meses. Pensaron que había perdido la cordura, que me había
vuelto “hippie”. Un amigo, en tono de consejo, me dijo: “¿Ya no tienes chamba y te vas tres meses de
viaje? ¡Estás loco! ¡Ya quemaste cerebro!“
En
un bici taxi en Katmandú – Nepal
Se van a cumplir 2 años desde que tome la
decisión más importante de mi vida, y cada día el universo me comprueba que fue
lo mejor que pude hacer. Hoy, mucha de la gente que me criticó me entiende, y
comprende que el mundo es hoy, es ahora, no ayer, no hace una semana, no hace un
año, no mañana, no pasado, no en el 2021. Entienden (no todos) que la vida
pasa, que la vida está hecha para disfrutarla, para lanzarse a cumplir nuestros
sueños, ya que nadie los va a cumplir por nosotros.
Hoy en día, las preguntas negativas de hace unos
meses cambiaron a: ¿Cómo me gustaría hacer lo
que tú haces? ¿Qué suerte tienes? ¿Puedes llevarme en tu maleta? ¿No necesitas
un asistente?
PN
Chitwan sobre un elefante – Nepal
Siempre tomo como ejemplo la historia que cuenta
mi hermano Rodrigo cuando da charlas de motivación en una Red de Mercadeo:
“Hay personas que un día
deciden comenzar a recorrer el mundo, se compran un mapamundi y chinches de
colores. Cuelgan el mapamundi atrás de su escritorio. Pasan las semanas, los
meses, lo años, y esa persona sigue sentada en el mismo escritorio, ganando lo
mismo, en la misma rutina y sin ninguna posibilidad de cumplir su anhelado
sueño de recorrer el planeta. NUNCA HIZO NADA POR CAMBIAR”.
Comparto “10 Razones y Motivos” de por qué
aconsejo tomar la mochila y hacer, por lo menos una vez en la vida, un largo
viaje.
1. Romper de la Rutina:
¿Se han preguntado alguna vez a qué porcentaje de
la población le gusta su trabajo? Según las estadísticas solo el 16% lo disfruta.
Gran parte de las personas pasa una buena porción de su vida trabajando, y la
mayoría lo hace dentro de una oficina, 8 horas al día durante 5 o 6 días a la
semana. Para hacerlo más gráfico: 48 horas a la semana, 192 al mes, 2304 al
año. Considerando 40 años aproximados de vida laboral, llegamos a trabajar
92,160 horas en toda nuestra vida. ¡Si incluyo horas extras, ni hablar!
¡Pasaríamos las 100,000! ¿No creen que son muchas horas? ¿No piensan que es
rutinario hacer todos los días lo mismo? Levantarse, bañarse, ir a la oficina,
almorzar, otra vez la oficina, llegar pasadas las 7 pm a la casa, dormir y
nuevamente levantarse para repetir, repetir y repetir.
¿Qué pasaría si rompemos la rutina? ¡Salgamos de
viaje, variemos nuestra vida, démonos tiempo a nosotros, huyamos del estrés! Y
si te armas de valor y decides hacer un viaje largo de 3, 6, 9 o hasta de 12
meses, por lo menos una vez en la vida tu cuerpo, tu mente y tu alma te lo
agradecerán. Yo lo hice, y en dos o tres años más lo volveré a hacer. ¡Ya lo
estoy planeando!
En
busca de Orangutanes en la Isla de Borneo – Indonesia
2. Qué tal si
Enfrentamos Nuestros Miedos:
Es normal que tengamos miedo a muchas cosas.
En lo referente a viajes, lo más frecuente es el miedo a viajar solo, a
explorar un lugar lejano y desconocido. Al decidir hacer un viaje largo estos
miedos se multiplican por mil. Sin duda los más comunes de todos
son: ¿Y si por hacer un viaje tan largo no consigo
trabajo al volver? ¿Y si se me acaba la plata? ¿Y si al llegar mi novia (caso no
viaje contigo) me deja?
Tenemos que encontrar cuándo hacer ese viaje
anhelado. Puede ser en el momento en que decidamos cambiar de trabajo, o
simplemente cuando nuestra mente haga click y decidamos hacer un cambio radical
en nuestras vidas. Algo así me paso cuando me lancé a viajar 3 meses por Asia.
Recuerdo que lo único que se me pasó por la cabeza al tomar la decisión
fue: “Este es el momento”. Y sin
pensarlo mucho me mandé a hacerlo. Ese viaje épico y el armarme de valor para
vender mi empresa fueron las decisiones más acertadas de mi vida. (Los
invito a leer el link donde cuento mi historia “Mate a Arturo Bullard con una
Corbata”)
Como comenté líneas más arriba, otro
miedo que aparece es: “Me voy a quedar sin plata!” Señores,
hay maneras de generar dinero viajando. Tenemos la suerte de que hoy podemos
estar conectados con el mundo, y se puede hacer muchos tipos de trabajo a la
distancia.
Para los que necesitan una idea de cómo generar
dinero mientras viajas les dejo el post de mi amigo viajero y blogger Juan
Pablo Villarino, conocido como El Acróbata del Camino. Él nos cuenta cómo vive
y sobrevive viajando a dedo, recorriendo todo el mundo (literalmente). “20
Ideas para Ganar Dinero Viajando”
Templos
de Ayutthaya – Tailandia
3. La Libertad, Nuestro más
Preciado Bien
No hay duda que al viajar logramos nuestra TOTAL
LIBERTAD. Lo hacemos como queremos, como nos justa, a nuestro ritmo. Cuando
estamos en el lugar donde vivimos tenemos una serie de obligaciones, y es
difícil salir de la rutina. Nuestra ansiada libertad se reduce a los fines
de semana y a los feriados, una libertad tan corta que en muchos casos no
alcanza para disfrutarla.
Cierra por un momento los ojos e imagínate en una
playa del sudeste asiático o en un pequeño pueblo en las montañas de Nepal
haciendo, literalmente, nada. Mirando el paisaje, apreciando la magnitud del
universo y de toda la belleza que nos regala. No tenemos reloj, no hay
horarios. Te quedas ahí sentado todas las horas que te plazcan, y si se te
quedan cortas puedes regresar al día siguiente y hacer lo mismo. ¿Quién va a
dudar de que eso no se llama LIBERTAD?
Valle
del Sapa – Vietnam
4. El Desapego,
Acostumbrémonos a Vivir con Menos
No podemos negar que, cada vez más, la sociedad
nos lleva al consumismo. Compramos cosas que no necesitamos pero que creemos o,
mejor dicho, nos hacen creer que son indispensables. Muchas de esas cosas nos
sirven solo para llenar vacíos creados por nosotros mismos.
Los invito a que se imaginen el tener que hacer
un viaje de varios meses por algún lugar del mundo. Todo lo que vas a necesitar
lo tienes que meter en una mochila que no debe pasar los 22 0 23 kilos de peso.
Eso nos demuestra que no necesitamos tanto para vivir: podemos viajar meses, o
años incluso, con lo que nos entra en una mochila. Mucha gente lo hace.
Comiendo
en la calle con una amiguita en Hanoi – Vietnam
Al viajar con un espacio y peso limitados la
vamos a pensar dos veces antes de comprar algo. Ese algo tiene que entrar en tu
mochila, y lo vas a tener que cargar semanas, meses o años. ¿No crees que
evaluarías al máximo si lo que quieres comprar lo vas a necesitar realmente?
Cuando viajaba por Asia lo pensaba cien veces
antes de comprarme algo: ese objeto deseado, al poco tiempo, se podía volver un
verdadero lastre. Hoy no compro cosas por el simple hecho de comprar. Antes
créanme que sí que lo hacía: tuve closets llenos de cosas que nunca usé, y que
termine vendiendo o regalando.
Caminando
por Agra – India
5. La Mente es un Paracaídas:
si no la Abres, no Sirve
Esta frase se la escuche a mi amigo Pedro Castre
y me hizo mucho sentido. Cuando tenemos una vida rutinaria nuestra mente se
vuelve una máquina repetitiva: ve todos los días lo mismo, piensa todos los
días lo mismo.
De niños somos exploradores natos. Si revisamos
la historia, encontramos grandes exploradores que cambiaron el mundo: Marco
Polo, Cristóbal Colón, Jacques Cousteau o Túpac Yupanqui, por solo nombrar a
algunos. La vida rutinaria hace que, poco a poco, perdamos esa facultad y
cerramos nuestra mente a lo que vemos en nuestro día a día.
Templo
de Agkor Wat – Camboya
Al viajar abrimos nuestra mente, conocemos gente,
cultura, costumbres y un sin fin de cosas distintas. Aprendemos a respetar y a
entender culturas muy diferentes a las nuestras. Aprendemos a no juzgar, a ser
visitantes y, sobre todo, aprendemos a aprender,
algo que resulta muy difícil cuando vivimos con una mente cerrada.
Les puedo asegurar que el día que regresen de un
viaje largo va a ser otras personas. Van a ser más tolerantes y respetuosos con
muchas actitudes de personas y culturas que antes se les hacía difícil
entender.
Andando
por Katmandú – Nepal