Uno de cada cuatro alumnos le
teme a sus compañeros, según una encuesta realizada por el Observatorio de la
Convivencia Escolar de VENEZUELA entre jóvenes de entre 10 y 18 años. Padres y
docentes deben estar alertas para distinguir y prevenir este grave problema,
que suele ser persistente y reiterado. Cómo darte cuenta si tu hijo lo sufre. Y
cómo ayudarlo.
A pesar de los
esfuerzos por darle visibilidad al acoso escolar, la mayoría de los casos de
bullying aun pasan inadvertidos. Según una encuesta realizada por el
Observatorio de la Convivencia Escolar de VENEZUELA, 1 de cada 4 alumnos entre 10 y 18
años manifestó tenerle miedo a alguno de sus compañeros.
Frente a la violencia
indirecta, el 46% dice sufrirla “a veces” y el 11%, “mucho”. En las edades más
tempranas interviene más la agresión física directa y verbal, mientras que en
el secundario se transforma en indirecto -murmuraciones, amenazas, robos- y lo
social -rechazo y aislamiento-, algo muy preocupante, ya que la aceptación en
el grupo es crucial. El 32% dice sufrir a veces agresiones físicas y el 62%,
agresiones verbales. Aunque también hacen autocrítica: el 62% confió haber
maltratado a sus compañeros a veces y el 6% continuamente.
Uno de los
principales desafíos para los docentes y padres es distinguir este problema,
definirlo y poder entender sus implicancias. Otros datos aportados por el
Observatorio Argentino de Convivencia Escolar revelan que los maestros y padres
son los últimos en enterarse del problema. Ante reiterados hechos de violencia,
el 57% de los niños se calla y, del resto, el 70% se lo comunica a sus amigos,
después a los padres y finalmente, al docente. Esto hace que se incremente su
invisibilidad, sea tan difícil de prevenir y mucho más complejo delinear
estrategias para tratarlo.
¿Qué es el bullying? Es
una forma grave y específica de violencia escolar, un maltrato normalmente
intencionado y perjudicial de un estudiante hacia otro compañero, generalmente
más débil, al que convierte en su víctima habitual. Suele ser persistente y
reiterado, puede durar semanas, meses e incluso años. La mayoría de los
agresores actúan movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y
dominar. No es un conflicto normal entre pares, sino que se trata de un
problema sobre el que todos los adultos debemos involucrarnos y detener con
urgencia.
Si bien hay
determinados rasgos que nos hacen pensar que un chico tiene más posibilidades
de verse involucrado en una situación de bullying, como hostigado o como
hostigador, todos los que participan en alguna medida están siendo afectados.
“Creemos firmemente
que el bullying se aprende y, por lo tanto, también puede desaprenderse. No se
trata de etiquetar ni humillar a los estudiantes que acosan, sino de ayudarlos
a abandonar esa manera de comportarse”, explica la licenciada Candelaria Albornoz,
psicóloga “Para esto, es necesario que los adultos responsables (padres y docentes)
asuman que el problema existe, que es más frecuente de lo que parece, que
tengan conciencia de su importancia y de las consecuencias graves que
puede tener y, especialmente que ellos deben intervenir lo más pronto posible
porque las situaciones de malestar crónico si no se detienen, crecen”, enfatiza
la especialista.
Cómo darte cuenta si
tu hijo sufre bullying
* Señales de alerta
en la escuela y en las tareas escolares
- Cambio repentino en
la asistencia a clase o en el rendimiento académico.
- Éxito académico,
parece el niño mimado o la niña mimada del profesor o de la profesora.
- Le cuesta
concentrarse en clase, se distrae con facilidad.
- Se va tarde al
recreo y regresa pronto al aula.
- Tiene algún tipo de
dificultad en el aprendizaje.
- Falta de interés en
las actividades o en actos de la escuela.
- Deja de asistir a
actividades de la escuela que le gustaban.
* Señales de alerta
en cuanto a lo social
- Solitario,
retraído, aislado.
- Escasas o nulas
habilidades sociales/ interpersonales.
- No tiene amigos ni
amigas o tiene menos que otros estudiantes; poco popular, suelen elegirlo
último o última para formar grupos o equipos.
- No tiene sentido
del humor o tiene un humor inapropiado.
- Otros estudiantes
suelen burlarse o reírse de él o de ella, le toman el pelo, lo menosprecian y/o
insultan. No sabe hacerse valer.
- Otros estudiantes
lo molestan, y le dan patadas o golpes a menudo. No sabe defenderse.
- Utiliza un lenguaje
corporal característico: hombros encorvados, cabeza gacha, no mira a las otras
personas a los ojos, los rehúye.
- Tiene una
diferencia ostensible que lo aparta de sus compañeros o compañeras.
- Prefiere la
compañía de los adultos en los tiempos libres.
- Toma el pelo,
molesta o irrita a otros, los provoca y no sabe cuándo parar.
- Empezó de pronto a
acosar a otros estudiantes.
* Señales de alerta
en lo físico
- Frecuentemente
enfermo.
- Se queja
frecuentemente de dolores de cabeza, de panza, etc.
- Arañazos,
moretones, ropa u objetos personales rotos o dañados sin una explicación obvia.
- Repentino
tartamudeo.
- Tiene una
diferencia de carácter físico que lo aparta de sus iguales: lleva anteojos,
tiene sobrepeso o pesa menos de lo que debería, es más alto o más bajo que sus
compañeros, habla raro o tiene un aspecto raro.
- Cambió su pauta de
comidas, pérdida repentina de apetito.
- Torpe,
descoordinado, le va mal en los deportes.
* Señales de alerta
en lo emocional, conductual
- Cambio repentino de
humor o de comportamiento.
- Pasivo, huraño,
callado, tímido, retraído, irritable.
- Baja o nula
autoestima y confianza en sí mismo.
- En exceso sensible,
cauto, apegado.
- Nervioso, ansioso,
preocupado, temeroso, inseguro.
- Llora con
facilidad, y a menudo, se angustia, sufre cambios de humor extremos.
- Irritable,
problemático, agresivo, irascible, se rebela contra otros (pero siempre
pierde).
- Se culpa de los
problemas/ dificultades.
- Excesivamente
preocupado por su seguridad personal; dedica mucho tiempo y esfuerzos a pensar/
preocuparse por ir y volver a salvo del comedor escolar, del baño, del recreo,
evita siempre ciertos lugares de la escuela.
- Menciona la
posibilidad de salir corriendo.
- Menciona la
posibilidad de suicidio.
Cómo ayudar a los
niños frente a una posible situación de acoso escolar
La licenciada Andrea
Baldantoni, especialista en niños, adolescentes y familias de Hémera, Centro de
estudios del estrés y la ansiedad, da las siguientes pautas:
* Alrededor de los 9
ó 10 años, la conexión con el grupo de pares es fundamental, el aislamiento es
una de las situaciones sociales más dolorosas para los chicos y puede estar
acompañada de situaciones de maltrato de los pares. A través del deporte o un hobby
se puede ayudar a los chicos a conectarse con sus pares y reducir el
aislamiento. Este tipo de actividades ofrece a los chicos, la chance de
encontrar refugio y una posible plataforma para la consolidación de la
autoestima y la confianza personal.
* Enseñar a los niños
a calmarse y controlar el llanto a través de ejercicios de respiración. Esto
les permite tener más dominio sobre sus conductas y no quedar tan a la merced
del acosador.
* Respirar y no
tomárselo tan seriamente. Que los chicos puedan ver que “ese chico es malo con
todos, no es solo contigo”.
* Descatastrofizar:
catastrofizar lleva al pánico.
* Escuchar. Cuando
los chicos escuchan de un adulto que el bullying está mal, eso ya ayuda a la
autoestima y la confianza en sí mismos.
* En el país, las emociones.
Ayudar a que los chicos puedan nombrar y registrar la gama de emociones.
* No usar frases como
“no le hagas caso”, “aguántatela”. Esto cierra los canales de comunicación. Utiliza
esta oportunidad para sostener conversaciones abiertas en donde puedas
enterarte lo que está ocurriendo en el colegio y así poder armar un plan de
acción.
* Enseñar al niño a
hacerle frente a la intimidación sin exponerse a ser maltratado ni derrotado en
una pelea. Practicar en casa para que el niño aprenda a ignorar al acosador y/o
crear estrategias enérgicas para saber que hacer frente a la situación de acoso
(por ejemplo decir “¡NO!”). Ayudar al niño a identificar maestros y amigos que
pudieran ayudarlo en caso de ser víctima de maltrato.
* Establecer límites
en relación a la tecnología: los chicos necesitan la mirada a largo plazo de un
adulto acerca de las consecuencias que sus acciones pueden tener. “¿Qué pasa si
un futuro empleador ve tu Facebook?”
* En las pantallas y
en los videojuegos no aparecen las consecuencias inmediatas por agresiones o
crueldades, no surge la capacidad de reparar el daño causado. La
sobreexposición a las pantallas genera menos empatía. Los padres deben
colaborar a construir esta habilidad emocional básica para los vínculos sanos y
responsables.
Muy Interesante este tema, que tan sonado es a nivel mundial, los niños son victima del Acoso por parte de otros compañeros y me resulta muy interesante lo que escribe al respecto.... Marcos Sequera Venezuela
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